miércoles, 30 de diciembre de 2020

Desorden Público en Petare: La banda ofreció histórico concierto por la paz

La reconocida banda venezolana de ska Desorden Público, realizó un histórico en Petare, uno de los barrios más grandes de Latinoamérica.

Yo quisiera / que los políticos / fueran / fueran / paralíticos, dice el pegajoso estribillo de la canción, que los venezolanos escucharon por primera vez en el lejano 1988, cuando la banda lanzó su disco debut. Desorden Público es un grupo que tiene 35 años ininterrumpidos interpretando música contestataria y de fiesta.

Mientras en Petare suenan sus canciones, cientos de locales acallan el vallenato y la champeta de sus bocinas para corear sus letras, polémicas o ciertas como la luz del día, según a quien se pregunte.

Así, piden que los políticos sean paralíticos, que la tierra tiemble ante las desigualdades de la sociedad; o que paren las balas en el valle de Caracas, la convulsa capital de Venezuela.


Horas antes del concierto, los integrantes de Desorden Público dictan talleres en Petare, un barrio donde todos los problemas de Venezuela encuentran vitrina.

Concierto histórico

No esperábamos tanta receptividad, dice a Efe el vocalista de Desorden Público, Horacio Blanco; después de terminar un taller de música con un grupo de niños. Fue súper emotivo, yo vengo conmovido, añadió.

El representante de la fundación sin fines de lucro Zona de Descarga, Jaime Pérez, que trabajó por llevar el concierto al barrio, apunta a Efe que la idea surgió tras una conversación informal con uno de los productores de la banda.

Es la primera vez en la historia que en Petare se hace un concierto de esta magnitud, agrega Pérez, que a mediados de año lideró otro proyecto para llevar películas y rezos a la comunidad.

Pero Pérez asegura que en el enorme barrio han surgido nuevos conflictos sociales y nuevas desigualdades, dos hechos que, dice, siempre llevan a la violencia.

Ojalá que podamos dejar un mensaje a todo el mundo, de que un concierto como este, desde la platabanda -techo- marque un precedente histórico en toda Venezuela, apunta. Con Zona de Descarga, Pérez ha llevado cientos de actividades culturales a Petare.

Tomado de:

Gente que trabaja duro


Por: Jimmy Pérez

En pleno confinamiento provocado por el COVID-19, aunado a la escasez de gasolina, desempleo, restricciones presupuestarias, el aumento en el precio del dólar paralelo y el oficial, la mayoría de los venezolanos piensa en la necesidad de reinventarse para seguir adelante y emanciparse de los subsidios del Estado.

En la actualidad muchas madres, “con un rosario en la mano”, rezan por la mejoría de la situación económica no solo para “estirar el escaso presupuesto familiar”, sino para aportar económicamente ingeniándoselas como emprendedoras para mantener en este diciembre de distancias injustas la tradición navideña. Esa mayoría de venezolanos piensa en términos de comunidad, bienestar en libertad, en tranquilidad y trabajo que ofrezca a las comunidades oportunidades robustas para reconstruir el tejido socioeconómico con el fin de abrir caminos a la democracia cimentada en referentes éticos, estéticos y morales. Todo esto enfrentando el reto de superar a la intolerancia para abrir paso a la reconciliación y consolidación de espacios seguros en nuestras comunidades.

Esta pandemia ha mostrado no solamente las contradicciones y carencias del sistema político venezolano, sino también las fortalezas de nuevas formas de organización comunitaria que emergen ante un sistema que sucumbe y requiere de nuevos grupos de liderazgos con acento colectivo en esta nueva normalidad. En cada hogar, esquina, escalera, calle, callejón, plaza y caserío existen diversas formas de liderazgo fuerte y cohesionado con una alta capacidad para motivar, unir e inspirar para transformar el entorno de la comunidad ante una realidad compleja, que reclama de cada día más el necesario liderazgo anclado en lo cooperativo, complementario y con orgullo de sentirse útil.

Las familias venezolanas tienen capacidades para definir prioridades de corto y largo plazo, cuentan con una gran visión de anticipación estratégica y replanteamiento con la frecuencia que determine el ritmo de los cambios impredecibles de la economía venezolana. Estas conductas son la base de las diversas formas de organización que se han consolidado a través de la sabiduría y sentido de sensatez a la hora de la toma de decisiones. No solamente inciden sino que van replicándose en las relaciones sociales interviniendo de manera propositiva en la cotidianidad, en su búsqueda de crear espacio para la convivencia y solidaridad. Aunque no parezca de esa manera, se ven aún presentes los valores y principios que construyeron los barrios y el anhelo de las enseñanzas de los abuelos que han fundado las miles de comunidades, donde los relatos y la ejemplaridad recobra vida en la boca de los vecinos para describirla en cada escalera, bloque, saco de cemento o tierra teniendo una carga de empatía, cercanía, familia, progreso y valentía.

En cada hogar, esquina, escalera, calle, callejón, plaza y caserío existen diversas formas de liderazgo fuerte y cohesionado con una alta capacidad para motivar, unir e inspirar para transformar el entorno de la comunidad ante una realidad compleja

Jimmy Pérez

Estas épicas contadas por los hijos de los fundadores de callejones, calles y escaleras son creencias a través de las cuales se interpreta la realidad definiendo el perfil de conductas y sistemas de ideas para su traslado de memoria histórica. El ejemplo de estas luchas ha servido de inspiración en estos tiempos de privaciones, acosos y encierro para las nuevas generaciones que crecen con muchas carencias, confusiones y contravalores. La transferencia de conocimientos, actitudes y creencias son formas de liderar con el ejemplo con el objetivo de enseñar para luego llevarlos a la realidad y puedan evolucionar. Esto se ve a diario en nuestras comunidades donde no hay espacio para la resignación o la victimización. Esa forma de “aguantar la pela” o gestión de la adversidad es un hábito a diario en las centenares organizaciones y grupos vecinales que prefieren ver el lado positivo aunque la situación esté mal. Esta forma de resiliencia que se constituye como un mecanismo de defensa ante la falta de respuestas a sus problemáticas, es una conducta que va aflorando la actitud proactiva de la gente, donde la confianza entre vecinos genera colaboración produciendo trabajo en equipo, y a la vez en reconectar en forma de redes que permitan la generación de capital social para la creación de lugares seguros y participativos.

Esa gente que trabaja duro y sin recompensa ha vivido una de las tantas manifestaciones hermosas que solamente ocurren en la Platabanda, donde los sueños, las vivencias y las alegrías de los logros alcanzados como también esa palabra de aliento en momentos de confusiones y tristezas se conjugaron con el cine, teatro, música, lectura de libros, y despliegue de habilidades y destrezas. Allí se produjo ese rayo de luz encandilando a la oscuridad que pretendía apoderarse de los hogares petareños. El poder disfrutar esa luz y recoger las impresiones de la gente desde sus ventanas, balcones y techos fue un logro. Fue motivo de alegría observar abuelos contentos. Niños dejaron de jugar a ser policías y malandros y ahora se imaginan como fotógrafos, músicos o cantantes luego de la organización del cine platabanda. Fue reconfortante observar a aquel mototaxista agradecido porque su hijo no podía dormir de la emoción por el libro que leyó en la ventana de su casa y decenas de actividades que transformaron vidas y comunidades a través del esfuerzo colectivo y en medio de muchas limitaciones. Esto es una muestra de la entrada de esa luz que ilumina las conciencias de los expectantes que se convirtieron en agentes de cambio.

Puede sonar estridente, pero Petare puede convertirse en el faro que alumbre a toda Venezuela, en el epicentro de la esperanza del país. Fue en Petare donde el legendario grupo musical Desorden Público hizo su gran concierto en el que trajo su filosofía y puso a bailar en las centenares de platabandas a niños, abuelos, a los panas de la escalera, novios y muchas familias bajo el ritmo del ska caribeño, hasta los loros repitiendo el coro de una canción del “eh eh ah Desorden está en Petare…” y un perrito brincando para llegar a la ventana. Esto quedó como evidencia de la materialización de lo que en esencia es el ska, un sueño donde los blancos y negros podemos estar juntos en el mismo escenario, y se logró una vez más en el barrio más grande de Latinoamérica.

Para mi gente de Petare y su capacidad de resistir por más de 399 años de combate.

A los barrios, urbanizaciones y comunidades petareñas que lucha, trabaja, se reinventa y no pierde la alegría entre tanta pena…

JIMMY PÉREZ | @ZonaD_Descarga

Coordinador general del programa Zona de Descarga.

Tomado de:

Entramos en PETARE, el barrio MÁS GRANDE de AMÉRICA

Hoy 30 de Diciembre será transmitido el concierto de Desorden Público a nivel mundial realizado en nuestro barrio, agradecidos con Desorden Público , Zona De Descarga Comunidad Diecinueve De Abril Petare, fundación Denzel el guerrero, Okso_1, y los C.C Araguaney, CC 19 de Abril, CC el manguito, CC mirador por haber hecho posible este gran evento para despedir el Año que nunca fue 2020. A todas y cada una de las personas que pasaron desapercibidas pero fueron de gran ayuda en la realización de este concierto. A nuestra comunidad les deseamos que DIOS los bendiga a cada uno en sus hogares con salud, amor, felicidad y alimentos en abundancia pero sobre todo del Amor de Nuestro Padre y sus cuidados.

martes, 29 de diciembre de 2020

¡MAGISTRAL! Desorden Público puso a gozar a la gente en Petare con un concierto “de primer mundo”: “Todos sonreían, eso fue nuestro regalo”


La maestra Jessica González agita una enorme bandera de Venezuela en el patio de su casa en Petare, la favela más grande de Venezuela, mientras a cientos de metros de ella, en el techo de otra casa, la banda de ska local Desorden Público clama por la paz, mientras toca políticos paralíticos, una de sus canciones más populares.


Yo quisiera / que los políticos / fueran / fueran / paralíticos, dice el pegajoso estribillo de la canción, que los venezolanos escucharon por primera vez en el lejano 1988, cuando la banda lanzó su disco debut.

Junto a González, su hija menor de edad, que viste una falda con los colores del pabellón venezolano, baila y canta el tema, parte del concierto Desorden en Petare, sin sospechar que alguna vez la pieza fue vetada por las autoridades venezolanas.


Espero que esto nos traiga unión, necesitamos más unión, dice a Efe González, sin dejar de agitar su enorme bandera.

Al igual que esta maestra y su familia, miles de los residentes de Petare asisten al concierto gratuito de Desorden Público, un grupo que tiene 35 años ininterrumpidos interpretando música contestataria y de fiesta.

Mientras en Petare suenan sus canciones, cientos de locales acallan el vallenato y la champeta -los ritmos favoritos de esta enorme barriada deprimida- de sus bocinas para corear sus letras, polémicas o ciertas como la luz del día, según a quien se pregunte.


Así, piden que los políticos sean paralíticos, que la tierra tiemble ante las desigualdades de la sociedad o que paren las balas en el valle de Caracas, la convulsa capital de Venezuela.

Música, talleres

Horas antes del concierto, los integrantes de Desorden Público dictan talleres en Petare, una favela donde todos los problemas de la nación suramericana encuentran vitrina.

No esperábamos tanta receptividad, dice a Efe el vocalista de Desorden Público, Horacio Blanco, después de terminar un taller de música con un grupo de niños de la favela.


Fue súper emotivo, yo vengo conmovido, añade durante una pausa de la jornada.

El representante de la fundación sin fines de lucro Zona de Descarga, Jaime Pérez, que trabajó por llevar el concierto a la favela, apunta a Efe que la idea surgió tras una conversación informal con uno de los productores de la banda.

Es la primera vez en la historia que en Petare se hace un concierto de esta magnitud, agrega Pérez, que a mediados de año lideró otro proyecto para llevar películas y rezos a la comunidad.


El concierto llama a la paz, pero Efe constata que en Petare, el domingo, la violencia no tiene exponentes.

Los jóvenes pintan murales y estudian la historia del ska, un ritmo que surgió en Jamaica a finales de la década de los 50 y que atraviesa por su tercera ola -de acuerdo con los estudiosos del género-, en la que Desorden Público tiene espacio como uno de los mayores exponentes.

Los mayores observan, en su mayoría, las actividades que los miembros del grupo adelantan con los jóvenes. Son cientos. Hacen una pausa y miran a los herederos del barrio hacer murales, tocar congas, ilusionarse con la música.


Desigualdades

Pero Pérez asegura que en el enorme barrio han surgido nuevos conflictos sociales y nuevas desigualdades, dos hechos que, dice, siempre llevan a la violencia.

Ojalá que podamos dejar un mensaje a todo el mundo, de que un concierto como este, desde la platabanda marque un precedente histórico en toda Venezuela, apunta.

Con Zona de Descarga, Pérez ha llevado cientos de actividades culturales a Petare. Los venezolanos suelen decir, casi con orgullo, que la favela es la más grande de toda América Latina, un dato que no se ha comprobado.



Lo que sí se ha comprobado es que allí residen a varios de los criminales más peligrosos del país. Que el enorme barrio se convierte, a veces, en un «Valle de Balas», como reza el coro de otra célebre canción de Desorden Público. 

Cuando suena ese tema en Petare, el rapero local Mutombo recuerda a Efe que hace semanas lo versionó junto a los artistas urbanos Keko y Francia, aunque en vez de hacer mención a las balas, recuerda la esperanza que brota en las calles de los barrios pobres del país.

Es una deconstrucción, dice Mutombo, que debe su mote a un legendario jugador de baloncesto de la NBA, sobre la versión que hizo de Valle de balas 


Es un sueño hecho realidad, prosigue sobre el concierto de Desorden Público en Petare. Hay mucha gente que no llega hasta allá, no conoce el profesionalismo de Desorden Público, y este es el momento de enseñarle a la gente quiénes son.

Porquería

Durante el concierto, cientos de personas apagan y encienden las luces de sus precarias casas. Si la están pasando bien apaguen las luces, dice el vocalista de Desorden Público, provocando un efecto estroboscópico en toda la favela. 

Es el momento en que Horacio Blanco aprovecha la oportunidad para apuntar, otra vez, contra la clase política de Venezuela.

Hemos visto bandera de Venezuela, no hemos visto banderas de ningún partido, ni nada de esa porquería, dice durante el concierto ¿Hasta cuándo, Dios mío? No, hombre, que se vayan a freír monos, dice, sin nombrar a nadie, pero haciendo referencia a los políticos del país sudamericano.


Nosotros podemos, vamos a echarle pichón, dice Blanco. Vamos a echarle pichón, Venezuela puede si nosotros empezamos, nosotros, a echarle pichón, nadie va a venir a hacer el trabajo por nosotros, eso ya esta demostrado, insiste.

Con el famoso cerro El Ávila de fondo, los integrantes de Desorden saltan sobre el techo, mientras miles asisten a un concierto que, la mayoría, no sabía que se produciría.

Creamos, de creer, en nosotros como comunidad, como país, como nación, más allá de los discursos de mentiras, mentiras que nos han vendido por años, insiste Blanco, al tiempo que miles cantan las canciones de Desorden, una banda que protesta incluso en la favela más gran de Venezuela.






Tomado de:

Desorden Público en Petare: música por la paz en Venezuela


Caracas, 22 dic (EFE).- La maestra Jessica González agita una enorme bandera de Venezuela en el patio de su casa en Petare, la favela más grande de Venezuela, mientras a cientos de metros de ella, en el techo de otra casa, la banda de ska local Desorden Público clama por la paz, mientras toca políticos paralíticos, una de sus canciones más populares.

Yo quisiera / que los políticos / fueran / fueran / paralíticos, dice el pegajoso estribillo de la canción, que los venezolanos escucharon por primera vez en el lejano 1988, cuando la banda lanzó su disco debut.

Junto a González, su hija menor de edad, que viste una falda con los colores del pabellón venezolano, baila y canta el tema, parte del concierto Desorden en Petare, sin sospechar que alguna vez la pieza fue vetada por las autoridades venezolanas.

Espero que esto nos traiga unión, necesitamos más unión, dice a Efe González, sin dejar de agitar su enorme bandera.

Al igual que esta maestra y su familia, miles de los residentes de Petare asisten al concierto gratuito de Desorden Público, un grupo que tiene 35 años ininterrumpidos interpretando música contestataria y de fiesta. 

Mientras en Petare suenan sus canciones, cientos de locales acallan el vallenato y la champeta -los ritmos favoritos de esta enorme barriada deprimida- de sus bocinas para corear sus letras, polémicas o ciertas como la luz del día, según a quien se pregunte.

Así, piden que los políticos sean paralíticos, que la tierra tiemble ante las desigualdades de la sociedad o que paren las balas en el valle de Caracas, la convulsa capital de Venezuela.

MÚSICA, TALLERES

Horas antes del concierto, los integrantes de Desorden Público dictan talleres en Petare, una favela donde todos los problemas de la nación suramericana encuentran vitrina.

No esperábamos tanta receptividad, dice a Efe el vocalista de Desorden Público, Horacio Blanco, después de terminar un taller de música con un grupo de niños de la comunidad.

Fue súper emotivo, yo vengo conmovido, añade durante una pausa de la jornada.

El representante de la fundación sin fines de lucro Zona de Descarga, Jaime Pérez, que trabajó por llevar el concierto a la favela, apunta a Efe que la idea surgió tras una conversación informal con uno de los productores de la banda.

Es la primera vez en la historia que en Petare se hace un concierto de esta magnitud, agrega Pérez, que a mediados de año lideró otro proyecto para llevar películas y rezos a la comunidad.

El concierto llama a la paz, pero Efe constata que en Petare, el domingo, la violencia no tiene exponentes.

Los jóvenes pintan murales y estudian la historia del ska, un ritmo que surgió en Jamaica a finales de la década de los 50 y que atraviesa por su tercera ola -de acuerdo con los estudiosos del género-, en la que Desorden Público tiene espacio como uno de los mayores exponentes. 

Los mayores observan, en su mayoría, las actividades que los miembros del grupo adelantan con los jóvenes.

Son cientos. Hacen una pausa y miran a los herederos del barrio hacer murales, tocar congas, ilusionarse con la música.

DESIGUALDADES

Pero Pérez asegura que en el enorme barrio han surgido nuevos conflictos sociales y nuevas desigualdades, dos hechos que, dice, siempre llevan a la violencia.

Ojalá que podamos dejar un mensaje a todo el mundo, de que un concierto como este, desde la platabanda -techo- marque un precedente histórico en toda Venezuela, apunta.

Con Zona de Descarga, Pérez ha llevado cientos de actividades culturales a Petare.

Los venezolanos suelen decir, casi con orgullo, que la favela es la más grande de toda América Latina, un dato que no se ha comprobado.

Lo que sí se ha comprobado es que allí residen a varios de los criminales más peligrosos del país. Que el enorme barrio se convierte, a veces, en un Valle de Balas, como reza el coro de otra célebre canción de Desorden Público.

Cuando suena ese tema en Petare, el rapero local Mutombo recuerda a Efe que hace semanas lo versionó junto a los artistas urbanos Keko y Francia, aunque en vez de hacer mención a las balas, recuerda la esperanza que brota en las calles de los barrios pobres del país.

Es una deconstrucción, dice Mutombo, que debe su mote a un legendario jugador de baloncesto de la NBA, sobre la versión que hizo de Valle de balas.

Es un sueño hecho realidad, prosigue sobre el concierto de Desorden Público en Petare. Hay mucha gente que no llega hasta allá, no conoce el profesionalismo de Desorden Público, y este es el momento de enseñarle a la gente quienes son.


Durante el concierto, cientos de personas apagan y encienden las luces de sus precarias casas.

Si la están pasando bien apaguen las luces, dice el vocalista de Desorden Público, provocando un efecto estroboscópico en toda la favela.

Es el momento en que Horacio Blanco aprovecha la oportunidad para apuntar, otra vez, contra la clase política de Venezuela.

Hemos visto bandera de Venezuela, no hemos visto banderas de ningún partido, ni nada de esa porquería, dice durante el concierto ¿Hasta cuándo, Dios mío? No, hombre, que se vayan a freír monos, dice, sin nombrar a nadie, pero haciendo referencia a los políticos del país sudamericano.

Nosotros podemos, vamos a echarle pichón (ganas), dice Blanco. Vamos a echarle pichón, Venezuela puede si nosotros empezamos, nosotros, a echarle pichón, nadie va a venir a hacer el trabajo por nosotros, eso ya esta demostrado, insiste.

Con el famoso cerro El Ávila de fondo, los integrantes de Desorden saltan sobre el techo, mientras miles asisten a un concierto que, la mayoría, no sabía que se produciría.

Creamos, de creer, en nosotros como comunidad, como país, como nación, más allá de los discursos de mentiras, mentiras que nos han vendido por años, insiste Blanco, al tiempo que miles cantan las canciones de Desorden, una banda que protesta incluso en la favela más gran de Venezuela.

Ron González

Tomado de:
https://diariodelosandes.com/site/desorden-publico-en-petare-musica-por-la-paz-en-venezuela/

La banda venezolana Desorden Público protagonizó un concierto en el barrio más grande del país.



La maestra Jessica González agita una enorme bandera de Venezuela en el patio de su casa en Petare, el barrio más grande de Venezuela, mientras a cientos de metros de ella, en el techo de otra casa, la banda de ska local Desorden Público clama por la paz, mientras toca Políticos paralíticos, una de sus canciones más populares.

"Yo quisiera / que los políticos / fueran / fueran / paralíticos", dice el pegajoso coro de la canción, que los venezolanos escucharon por primera vez en el lejano 1988, cuando la banda lanzó su disco debut.

Junto a González, su hija menor de edad, que viste una falda con los colores del pabellón venezolano, baila y canta el tema, parte del concierto Desorden en Petare, sin sospechar que alguna vez la pieza fue vetada por las autoridades venezolanas.

Al igual que esta maestra y su familia, miles de los residentes de Petare asisten al concierto gratuito de Desorden Público, un grupo que tiene 35 años ininterrumpidos interpretando música contestataria y de fiesta.


Mientras en Petare suenan sus canciones, cientos de locales acallan el vallenato y la champeta -los ritmos favoritos de esta enorme barriada deprimida- de sus bocinas para corear sus letras, polémicas o ciertas como la luz del día, según a quien se pregunte.

Así, piden que los políticos sean "paralíticos", que la tierra "tiemble" ante las desigualdades de la sociedad o que paren las balas en el valle de Caracas, la convulsa capital de Venezuela.

Música, talleres
Horas antes del concierto, los integrantes de Desorden Público dictan talleres en Petare, un barrio donde todos los problemas de la nación suramericana encuentran vitrina.

"No esperábamos tanta receptividad", dice a Efe el vocalista de Desorden Público, Horacio Blanco, después de terminar un taller de música con un grupo de niños del barrio.

"Fue súper emotivo, yo vengo conmovido", añade durante una pausa de la jornada.
 

El representante de la fundación sin fines de lucro Zona de Descarga, Jaime Pérez, que trabajó por llevar el concierto al barrio, apunta a Efe que la idea surgió tras una conversación informal con uno de los productores de la banda.

"Es la primera vez en la historia que en Petare se hace un concierto de esta magnitud", agrega Pérez, que a mediados de año lideró otro proyecto para llevar películas y rezos a la comunidad.
El concierto llama a la paz, pero Efe constata que en Petare, el domingo, la violencia no tiene exponentes.
Los jóvenes pintan murales y estudian la historia del ska, un ritmo que surgió en Jamaica a finales de la década de los 50 y que atraviesa por su tercera ola -de acuerdo con los estudiosos del género-, en la que Desorden Público tiene espacio como uno de los mayores exponentes.
Los mayores observan, en su mayoría, las actividades que los miembros del grupo adelantan con los jóvenes.
Son cientos. Hacen una pausa y miran a los herederos del barrio hacer murales, tocar congas, ilusionarse con la música.

Desigualdades
Pero Pérez asegura que en el enorme barrio "han surgido nuevos conflictos sociales y nuevas desigualdades", dos hechos que, dice, siempre llevan a la violencia.

"Ojalá que podamos dejar un mensaje a todo el mundo, de que un concierto como este, desde la platabanda -techo- marque un precedente histórico en toda Venezuela", apunta.

Con Zona de Descarga, Pérez ha llevado cientos de actividades culturales a Petare.
Los venezolanos suelen decir, casi con orgullo, que la favela es la más grande de toda América Latina, un dato que no se ha comprobado.

Lo que sí se ha comprobado es que allí residen a varios de los criminales más peligrosos del país. Que el enorme barrio se convierte, a veces, en un "valle de balas", como reza el coro de otra célebre canción de Desorden Público.


Cuando suena ese tema en Petare, el rapero local "Mutombo" recuerda a Efe que hace semanas lo versionó junto a los artistas urbanos "Keko" y "Francia", aunque en vez de hacer mención a las balas, recuerda la esperanza que brota en las calles de los barrios pobres del país.

"Es una deconstrucción", dice Mutombo, que debe su mote a un legendario jugador de baloncesto de la NBA, sobre la versión que hizo de "Valle de balas".

"Es un sueño hecho realidad", prosigue sobre el concierto de Desorden Público en Petare. "Hay mucha gente que no llega hasta allá, no conoce el profesionalismo de Desorden Público, y este es el momento de enseñarle a la gente quienes son".

"Porquería"

Durante el concierto, cientos de personas apagan y encienden las luces de sus precarias casas.

"Si la están pasando bien apaguen las luces", dice el vocalista de Desorden Público, provocando un efecto estroboscópico en toda la favela.


Es el momento en que Horacio Blanco aprovecha la oportunidad para apuntar, otra vez, contra la clase política de Venezuela.

"Hemos visto bandera de Venezuela, no hemos visto banderas de ningún partido, ni nada de esa porquería", dice durante el concierto "¿Hasta cuándo, Dios mío? No, hombre, que se vayan a freír monos", dice, sin nombrar a nadie, pero haciendo referencia a los políticos del país suramerican.

"Nosotros podemos, vamos a echarle pichón (ganas)", dice Blanco. "Vamos a echarle pichón, Venezuela puede si nosotros empezamos, nosotros, a echarle pichón, nadie va a venir a hacer el trabajo por nosotros, eso ya esta demostrado", insiste.

Con el cerro Ávila de fondo, los integrantes de "Desorden" saltan sobre el techo, mientras miles asisten a un concierto que, la mayoría, no sabía que se produciría.

"Creamos, de creer, en nosotros como comunidad, como país, como nación, más allá de los discursos de mentiras, mentiras que nos han vendido por años", insiste Blanco, al tiempo que miles cantan las canciones de Desorden, una banda que protesta incluso en la favela más gran de Venezuela.

Tomado de:

Música por la paz en una favela de Venezuela

 


La maestra Jessica González agita una enorme bandera de Venezuela en el patio de su casa en Petare, la favela más grande de Venezuela, mientras a cientos de metros de ella, en el techo de otra casa, la banda de ska local Desorden Público clama por la paz, mientras toca "políticos paralíticos", una de sus canciones más populares.

"Yo quisiera / que los políticos / fueran / fueran / paralíticos", dice el pegajoso estribillo de la canción, que los venezolanos escucharon por primera vez en el lejano 1988, cuando la banda lanzó su disco debut.

Junto a González, su hija menor de edad, que viste una falda con los colores del pabellón venezolano, baila y canta el tema, parte del concierto "Desorden en Petare", sin sospechar que alguna vez la pieza fue vetada por las autoridades venezolanas.

"Espero que esto nos traiga unión, necesitamos más unión", dice a Efe González, sin dejar de agitar su enorme bandera.

Al igual que esta maestra y su familia, miles de los residentes de Petare asisten al concierto gratuito de Desorden Público, un grupo que tiene 35 años ininterrumpidos interpretando música contestataria y de fiesta.

Mientras en Petare suenan sus canciones, cientos de locales acallan el vallenato y la champeta -los ritmos favoritos de esta enorme barriada deprimida- de sus bocinas para corear sus letras, polémicas o ciertas como la luz del día, según a quien se pregunte.

Así, piden que los políticos sean "paralíticos", que la tierra "tiemble" ante las desigualdades de la sociedad o que paren las balas en el valle de Caracas, la convulsa capital de Venezuela.

MÚSICA, TALLERES

Horas antes del concierto, los integrantes de Desorden Público dictan talleres en Petare, una favela donde todos los problemas de la nación suramericana encuentran vitrina.

"No esperábamos tanta receptividad", dice a Efe el vocalista de Desorden Público, Horacio Blanco, después de terminar un taller de música con un grupo de niños de la favela.

"Fue súper emotivo, yo vengo conmovido", añade durante una pausa de la jornada.

El representante de la fundación sin fines de lucro Zona de Descarga, Jaime Pérez, que trabajó por llevar el concierto a la favela, apunta a Efe que la idea surgió tras una conversación informal con uno de los productores de la banda.

"Es la primera vez en la historia que en Petare se hace un concierto de esta magnitud", agrega Pérez, que a mediados de año lideró otro proyecto para llevar películas y rezos a la comunidad.

El concierto llama a la paz, pero Efe constata que en Petare, el domingo, la violencia no tiene exponentes.

Los jóvenes pintan murales y estudian la historia del ska, un ritmo que surgió en Jamaica a finales de la década de los 50 y que atraviesa por su tercera ola -de acuerdo con los estudiosos del género-, en la que Desorden Público tiene espacio como uno de los mayores exponentes.

Los mayores observan, en su mayoría, las actividades que los miembros del grupo adelantan con los jóvenes.

Son cientos. Hacen una pausa y miran a los herederos del barrio hacer murales, tocar congas, ilusionarse con la música.

DESIGUALDADES

Pero Pérez asegura que en el enorme barrio "han surgido nuevos conflictos sociales y nuevas desigualdades", dos hechos que, dice, siempre llevan a la violencia.

"Ojalá que podamos dejar un mensaje a todo el mundo, de que un concierto como este, desde la platabanda -techo- marque un precedente histórico en toda Venezuela", apunta.

Con Zona de Descarga, Pérez ha llevado cientos de actividades culturales a Petare.

Los venezolanos suelen decir, casi con orgullo, que la favela es la más grande de toda América Latina, un dato que no se ha comprobado.

Lo que sí se ha comprobado es que allí residen a varios de los criminales más peligrosos del país. Que el enorme barrio se convierte, a veces, en un "Valle de Balas", como reza el coro de otra célebre canción de Desorden Público.

Cuando suena ese tema en Petare, el rapero local "Mutombo" recuerda a Efe que hace semanas lo versionó junto a los artistas urbanos "Keko" y "Francia", aunque en vez de hacer mención a las balas, recuerda la esperanza que brota en las calles de los barrios pobres del país.

"Es una deconstrucción", dice Mutombo, que debe su mote a un legendario jugador de baloncesto de la NBA, sobre la versión que hizo de "Valle de balas".

"Es un sueño hecho realidad", prosigue sobre el concierto de Desorden Público en Petare. "Hay mucha gente que no llega hasta allá, no conoce el profesionalismo de Desorden Público, y este es el momento de enseñarle a la gente quienes son".

"PORQUERÍA"

Durante el concierto, cientos de personas apagan y encienden las luces de sus precarias casas.

"Si la están pasando bien apaguen las luces", dice el vocalista de Desorden Público, provocando un efecto estroboscópico en toda la favela.

Es el momento en que Horacio Blanco aprovecha la oportunidad para apuntar, otra vez, contra la clase política de Venezuela.

"Hemos visto bandera de Venezuela, no hemos visto banderas de ningún partido, ni nada de esa porquería", dice durante el concierto "¿Hasta cuándo, Dios mío? No, hombre, que se vayan a freír monos", dice, sin nombrar a nadie, pero haciendo referencia a los políticos del país sudamericano.

"Nosotros podemos, vamos a echarle pichón (ganas)", dice Blanco. "Vamos a echarle pichón, Venezuela puede si nosotros empezamos, nosotros, a echarle pichón, nadie va a venir a hacer el trabajo por nosotros, eso ya esta demostrado", insiste.

Con el famoso cerro El Ávila de fondo, los integrantes de "Desorden" saltan sobre el techo, mientras miles asisten a un concierto que, la mayoría, no sabía que se produciría.

"Creamos, de creer, en nosotros como comunidad, como país, como nación, más allá de los discursos de mentiras, mentiras que nos han vendido por años", insiste Blanco, al tiempo que miles cantan las canciones de Desorden, una banda que protesta incluso en la favela más gran de Venezuela.

Ron González

Tomado de:

https://www.efe.com/efe/america/cultura/musica-por-la-paz-en-venezuela/20000009-4425654

Música por la paz en Venezuela

 

Caracas, 22 dic (EFE).- La maestra Jessica González agita una enorme bandera de Venezuela en el patio de su casa en Petare, la favela más grande de Venezuela, mientras a cientos de metros de ella, en el techo de otra casa, la banda de ska local Desorden Público clama por la paz, mientras toca "políticos paralíticos", una de sus canciones más populares.

"Yo quisiera / que los políticos / fueran / fueran / paralíticos", dice el pegajoso estribillo de la canción, que los venezolanos escucharon por primera vez en el lejano 1988, cuando la banda lanzó su disco debut.

Junto a González, su hija menor de edad, que viste una falda con los colores del pabellón venezolano, baila y canta el tema, parte del concierto "Desorden en Petare", sin sospechar que alguna vez la pieza fue vetada por las autoridades venezolanas.

"Espero que esto nos traiga unión, necesitamos más unión", dice a Efe González, sin dejar de agitar su enorme bandera.

Al igual que esta maestra y su familia, miles de los residentes de Petare asisten al concierto gratuito de Desorden Público, un grupo que tiene 35 años ininterrumpidos interpretando música contestataria y de fiesta.

Mientras en Petare suenan sus canciones, cientos de locales acallan el vallenato y la champeta -los ritmos favoritos de esta enorme barriada deprimida- de sus bocinas para corear sus letras, polémicas o ciertas como la luz del día, según a quien se pregunte.

Así, piden que los políticos sean "paralíticos", que la tierra "tiemble" ante las desigualdades de la sociedad o que paren las balas en el valle de Caracas, la convulsa capital de Venezuela.

MÚSICA, TALLERES

Horas antes del concierto, los integrantes de Desorden Público dictan talleres en Petare, una favela donde todos los problemas de la nación suramericana encuentran vitrina.

"No esperábamos tanta receptividad", dice a Efe el vocalista de Desorden Público, Horacio Blanco, después de terminar un taller de música con un grupo de niños de la favela.

"Fue súper emotivo, yo vengo conmovido", añade durante una pausa de la jornada.

El representante de la fundación sin fines de lucro Zona de Descarga, Jaime Pérez, que trabajó por llevar el concierto a la favela, apunta a Efe que la idea surgió tras una conversación informal con uno de los productores de la banda.

"Es la primera vez en la historia que en Petare se hace un concierto de esta magnitud", agrega Pérez, que a mediados de año lideró otro proyecto para llevar películas y rezos a la comunidad.

El concierto llama a la paz, pero Efe constata que en Petare, el domingo, la violencia no tiene exponentes.

Los jóvenes pintan murales y estudian la historia del ska, un ritmo que surgió en Jamaica a finales de la década de los 50 y que atraviesa por su tercera ola -de acuerdo con los estudiosos del género-, en la que Desorden Público tiene espacio como uno de los mayores exponentes.

Los mayores observan, en su mayoría, las actividades que los miembros del grupo adelantan con los jóvenes.

Son cientos. Hacen una pausa y miran a los herederos del barrio hacer murales, tocar congas, ilusionarse con la música.

 


DESIGUALDADES

Pero Pérez asegura que en el enorme barrio "han surgido nuevos conflictos sociales y nuevas desigualdades", dos hechos que, dice, siempre llevan a la violencia.

"Ojalá que podamos dejar un mensaje a todo el mundo, de que un concierto como este, desde la platabanda -techo- marque un precedente histórico en toda Venezuela", apunta.

Con Zona de Descarga, Pérez ha llevado cientos de actividades culturales a Petare.

Los venezolanos suelen decir, casi con orgullo, que la favela es la más grande de toda América Latina, un dato que no se ha comprobado.

Lo que sí se ha comprobado es que allí residen a varios de los criminales más peligrosos del país. Que el enorme barrio se convierte, a veces, en un "Valle de Balas", como reza el coro de otra célebre canción de Desorden Público.

Cuando suena ese tema en Petare, el rapero local "Mutombo" recuerda a Efe que hace semanas lo versionó junto a los artistas urbanos "Keko" y "Francia", aunque en vez de hacer mención a las balas, recuerda la esperanza que brota en las calles de los barrios pobres del país.

"Es una deconstrucción", dice Mutombo, que debe su mote a un legendario jugador de baloncesto de la NBA, sobre la versión que hizo de "Valle de balas".

"Es un sueño hecho realidad", prosigue sobre el concierto de Desorden Público en Petare. "Hay mucha gente que no llega hasta allá, no conoce el profesionalismo de Desorden Público, y este es el momento de enseñarle a la gente quienes son".

"PORQUERÍA"

Durante el concierto, cientos de personas apagan y encienden las luces de sus precarias casas.

"Si la están pasando bien apaguen las luces", dice el vocalista de Desorden Público, provocando un efecto estroboscópico en toda la favela.

Es el momento en que Horacio Blanco aprovecha la oportunidad para apuntar, otra vez, contra la clase política de Venezuela.

"Hemos visto bandera de Venezuela, no hemos visto banderas de ningún partido, ni nada de esa porquería", dice durante el concierto "¿Hasta cuándo, Dios mío? No, hombre, que se vayan a freír monos", dice, sin nombrar a nadie, pero haciendo referencia a los políticos del país sudamericano.

"Nosotros podemos, vamos a echarle pichón (ganas)", dice Blanco. "Vamos a echarle pichón, Venezuela puede si nosotros empezamos, nosotros, a echarle pichón, nadie va a venir a hacer el trabajo por nosotros, eso ya esta demostrado", insiste.

Con el famoso cerro El Ávila de fondo, los integrantes de "Desorden" saltan sobre el techo, mientras miles asisten a un concierto que, la mayoría, no sabía que se produciría.

"Creamos, de creer, en nosotros como comunidad, como país, como nación, más allá de los discursos de mentiras, mentiras que nos han vendido por años", insiste Blanco, al tiempo que miles cantan las canciones de Desorden, una banda que protesta incluso en la favela más gran de Venezuela


Tomado de:

Petare bailó al ritmo de Desorden Público



#EnFotos El evento llamado “El año que nunca fue” es el primero en realizarse desde una platabanda petareña. Las personas respetaron las medidas de bioseguridad, tales como el uso del tapabocas, el distanciamiento físico y el constante aseo de manos. http://bit.ly/3pdDBPG

miércoles, 23 de diciembre de 2020

La lección del día llegó gracias a Horacio Blanco

 


#EnFotos Horacio Blanco, voz líder de @desordenpublico, utilizó una pizarra para enseñar a los niños de Petare a leer música y explicar el nacimiento de las escalas musicales, así como por qué nacieron las claves de sol y de fa. http://bit.ly/3pdDBPG