Al caer la noche, en
una esquina del barrio más grande y célebre de Venezuela, todas las miradas se
volcaron hacia el resplandor de una pantalla de cine temporal colocada en la
terraza de una de las muchas casas de arcilla amontonadas en la ladera de una
montaña.
Las familias avanzaban lentamente por escaleras y se apretujaban sobre mantas y sillas de plástico dispuestas sobre los techos. Algunos se asomaban por las ventanas de la cocina, mirando a través de las enredadas líneas eléctricas, mientras que otros se apiñaban al pie de largas escaleras, en cualquier lugar, para ver la proyección de una película.
El lunes por la noche,
cientos de familias en la barriada de Petare tuvieron un asiento en primera
fila para una presentación del filme Aladdin de Disney,
protagonizado por Will Smith, lo que permitió a los residentes escapar del
estrés de la cuarentena por el coronavirus y las disputas políticas, entre
otros problemas que cada día se agravan más en el país.
“¿Vamos a hacer cotufas
(palomitas de maíz)”, dijo Adriana Carrillo a través de los barrotes de su
puerta principal mientras su hija de 5 años, Aranza Sofía Guerrero, se aferraba
a ella con timidez.
“Me parece genial,
porque así uno se distrae y los niños también se distraen. Ya no pueden salir”,
agregó.
La película fue como un
punto de luz en medio de la sombra que la pandemia ha arrojado sobre todo el
mundo y en un momento en que los venezolanos cumplen un año más de lucha en
medio de una severa crisis política y social.
Las sanciones
estadounidenses que buscan obligar al presidente Nicolás Maduro a
dejar el poder, entre otras cosas, recientemente obligaron a DirecTV a
cortar su señal satelital, dejando a la mayoría de las familias en barrios como
Petare sin manera de ver películas.
El coronavirus no ha
golpeado a Venezuela tan fuerte como a sus vecinos Brasil, Perú y Ecuador.
Hasta el momento, las autoridades reportan de poco más de 1.600 contagiados y
17 fallecidos, pero algunos aún temen que podría abrumar fácilmente a los
hospitales de Venezuela.
Un grupo de vecinos que
lideran el proyecto de la noche de cine llamado Zona de Descarga
Oficial trabaja con donativos de organizaciones benéficas locales para
instalar la pantalla, el proyector y proporcionar entretenimiento de bajo costo
para las familias encerradas desde mediados de marzo.
El grupo ha estado
mostrando películas en las calles durante aproximadamente siete años, entre sus
proyectos diseñados para ayudar a construir un sentido de comunidad entre los
barrios pobres y de clase trabajadora como Petare, que tiene la reputación de
ser violento.
Jimmy Pérez, uno de los
organizadores, dijo que la cuarentena y la falta de televisión por satélite
hicieron que su noche de cine fuera aún más importante para los petareños.
Están aprovechando las terrazas de los techos de las familias, que ya ocupan un
lugar importante en la cultura venezolana, dijo.
En los techos planos de
los barrios “se sueña”, dijo Pérez. En las terrazas “se comparte, se despide el
año Viejo. Los niños juegan lanzando “bombas de (agua en) Carnaval. Se eleva al
papagayo (cometas)”.
El grupo, que no
impulsa una agenda política en este país sudamericano profundamente dividido,
elige películas familiares que traen mensajes llenos de esperanza a medida que
avanzan entre los vecindarios, con una función planeada para cada noche de esta
semana.
También creen que el
proyecto creará una narrativa para Petare que va en contra de una violencia
desenfrenada que mucha gente ve casi en cualquier esquina. Destacó que muchos
residentes nacidos y criados allí, se convirtieron en jugadores de Grandes Ligas,
reinas de belleza y profesionales universitarios.
Aún así, muchos
residentes que vieron Aladdin dijeron que siguen sacudidos por
una sangrienta guerra territorial entre pandillas que el mes pasado se
desarrolló en una zona de Petare. El fuerte sonido de los disparos se prolongó
por varias noches. Una vecina describió haber visto un helicóptero policial
flotando frente a la puerta principal de su casa, forzándola a correr para
ponerse a salvo.
Sin embargo, el lunes,
el único sonido que hizo eco en toda esta parte de Petare fue la banda sonora
de Disney para Aladdin, que rebotaba a través de los barrancos
próximos a las casas en las laderas.
Sus canciones y su
trama cuentan la historia —inspirada en los populares cuentos árabes de “Las
mil y una noches"-- de un joven de la calle que se gana el corazón de una
princesa a pesar de los obstáculos que un villano pone continuamente en su
camino.
Santiago Vega, de nueve
años, dijo que normalmente jugaría con su tableta a esa hora para pasar las
largas horas de la noche. En su lugar, se metió entre su padre y su tío para
ver la película, agradecido por algo diferente al menos durante una noche.
“Quiero ver a mi
abuela, mis primos”, dijo, preguntándose si podrá celebrar su cumpleaños el 4
de julio. Ahora “no puedo” por la pandemia. (I)
Tomado de.
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